martes, 14 de diciembre de 2010

ARDE LONDRES

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Bs As arde, el verano explota, veo piernas mal depiladas, escotes sin ganas de firmar ninguna paz y jacarandaes en pleno estallido hormonal. Es noche, en la patria de los descarrilados siempre es noche.
Arde el asfalto, el metal, la madera y el aire, pero por sobre todo arde esta distancia pancrasia q se interpuso entre los dos. Arde este vacio q imitando a un agujero negro con gusto a alzheimer va devorándose todo aquello q toca.
"Cuestiones acerca del Olvido y su larga mecha". Un olvido tenso como un hilo tirante y subterráneo q incluso atraviesa el manto del subsuelo submarino y nos conecta desconectándonos.
Arde Londres, ciudad prolija y emblemática la cual me irritó tremendamente. En cambio, a vos, a la luz de los acontecimientos, se ve q te encantó, te sedujo y te compró el alma.
Vos decidiste quedarte y conquistar algo de estilo británico para tus estudios de Lady egoista. Por mi parte, regresé a Buenos Aires.
Me gusta "no dormir" bajo los cielos del sur; "no dormir" en europa tiene sabor a nada al cubo, las ciudades se apagan a horas muy tempranas.
Yo volví, vos no. Vos dormis, yo no. Ha pasado un largo pasado y poco a poco nos fuimos quedando sin noticias de los dos. Es más, sino fuese por la tele hubiera seguido sin necesidad de revisar en los expedientes secretos de mi insomne estado emocional. Arde Londres: más precisamente una zona del gran parque Richmond,  ahí fue donde te dije muy molesto por tu nueva falsa identidad, eso de que la Reina y el Principe son dos grandes soretes q como todas las realezas del mundo deberían desaparecer, y vos medio en broma medio en serio me espetaste q nadie me obligaba a estar allí, - una sútil manera de sacarme de encima -, después estallaste con eso de q sólo un arrogante podia estar en semejante ciudad  y no apreciar el valor cultural q nos rodeaba; te retruqé q los punks, tim roth, los libros de Dickens, me caían muy bien, pero a riesgo de parecerte peronista te repetí aquello de q la cultura británica, fue, es y será la cultura del choreo, del piraterismo a toda escala.
Me dijiste q parecia peronista. Te dije chupame un huevo.  Una pena. Fue la última tarde q compartimos. Luego tomé el metro y fui a un bar en Whitechapel, el único barrio de Londres q merece cierto respeto. Jugando el papel de chico malo y abandonado, me acomodé en la barra y pedi una ginebra mientras tarareaba la canción de SUMO. No volvimos a hablarnos, yo terminé vomitando a lo perro y viaje abrazado a mi resaca todo el vuelo de regreso. Un desastre.
No me digas q le estás escribiendo a Lady Garca? el fantasma del capitán Vodka se rie mientras ofrece un trago q definitivamente voy a rechazar. Nunca ha sido un gran negocio el andar mezclando alcohol con soledad; no lo ha sido, ni acá ni el país más colonialista de la historia.